A Irena Sendler, que como la madre de Caperucita, fue inteligente y muy valiente. Jugándose su propia vida, salvó a más de 2.500 niños y niñas.
La historia de esta mujer es una historia de valentía, hasta el punto que le hizo ganarse el sobrenombre de «El Ángel del Gueto de Varsovia». Durante la ocupación nazi de Polonia, Irena, que era enfermera en el Departamento de Bienestar Social de Varsovia, se las ingenió para conseguir sacar del gueto a miles de niñas y niños judíos cuyo destino seguro era la muerte.
Finalmente, sus actividades fueron descubiertas y la Gestapo las detuvo, y tras sufrir una terrible tortura para que desvelara los nombres de las familias que acogían a las niñas y niños que había salvado, y que sólo ella conocía, fue condenada a muerte.
Pudo escapar gracias a la ayuda de un soldado alemán que le propició una salida y la incluyó entre la lista de ejecutados.
En 2007 estuvo nominada al Premio Nobel de la Paz.