Hablar de Emmeline Pankhurst (1858-1928), es hablar de una de las personas más relevantes no sólo de la historia de la mujer, si no de la historia de la democracia, ya que como se recoge de sus propias palabras: “Nosotras, las mujeres sufragistas, tenemos la misión más grande que el mundo haya conocido: liberar a la mitad de la raza humana y, a través de esa libertad, salvar a la humanidad”.
Pankhurst nació a mitad del siglo XIX en el seno de una familia acomodada en la Inglaterra victoriana donde encontró apoyo y respaldo para sus reivindicaciones. Tanto su madre como su padre tenían unos ideales que se pueden considerar muy modernos para la época, ya que ambos trabajaron por los derechos de hombres y mujeres, y ambos Robert Goulden y Sophia Crane eran ya defensores del sufragio femenino.
Gracias a ello, la pequeña Emmeline, junto a sus hermanas y hermanos, tuvo a su alcance una educación y vida cultural intensa, que la llevó a conocer las reivindicaciones del movimiento sufragista desde su infancia. Un movimiento al que se incorporaría tras asistir a su primer mitin en defensa del voto femenino en Manchester cuando tan sólo contaba con 14 años.
El siguiente apoyo le llegaría de su marido, Richard Pankhurst, un político comprometido con ésta y otras causas sociales, como el abolicionismo de la esclavitud, y junto al cuál convirtió su residencia londinense en un centro reivindicativo.

En 1889 fundaría la Women’s Franchise League, una asociación que pretendía aglutinar a las personas defensoras del voto femenino. El siguiente paso lo daría poco más de una década después cuando en 1903 fundara la Women’s Social and Political Union (Unión Social y Política de Mujeres).
A estas alturas, después de largos años de lucha y de no haber obtenido los objetivos planteados, el movimiento se volvió más contundente y fuerte. Sería en esta época cuando se hizo famoso su lema: «Deeds, not words» (Hechos, no palabras). Las manifestaciones y acciones reivindicativas fueron al alza, y eran reprimidas con una extrema violencia por parte de las autoridades británicas.
Muchas mujeres, empezando por la propia Emmeline que fue detenida más de 7 veces, acabaron en la cárcel por acciones como la del 12 de mayo de 1905, en la que se obstruyó una propuesta de ley para el sufragio femenino y las movilizaciones acabaron con un enfrentamiento entre las mujeres que reclamaban sus derechos y la policía.
Los siguientes años la situación no mejoró, y las sufragistas no cejaron en sus reivindicaciones, como la gran marcha de Hyde Park del 21 de junio de 1908, que llegó a reunir a más de 500.000 personas y que fue frenada por las fuerzas policiales.
Finalmente, tras una tregua durante la I Guerra Mundial, el primer paso para la consecución de sus reivindicaciones se registró en 1918 cuando se permitió votar a las mujeres mayores de 30 años.
Dos años después, en 1920, en EEUU se aprobaría el sufragio femenino, y 10 más tarde, Emmeline Pankhurst, que se había integrado en 1925 en el Partido Conservador, vería cumplido su sueño de la aprobación del sufragio femenino en el Reino Unido. Aquel mismo año falleció y casi 100 años después sus palabras aún resuenan en nuestras conciencias para impulsar a todas las personas a luchar por una sociedad en igualdad plena: “Las mujeres hemos despertado tarde, pero una vez decididas, nada en la tierra y nada en el cielo hará que las mujeres cedan; es imposible”.
También recomendamos la película: Las Sufragistas (2015) Y el libro: My own story, de la propia Emmeline Pankhurst
Os dejamos los enlaces a las fuentes que hemos utilizado para la redacción de este artículo:
https://www.mujeresenlahistoria.com/2014/06/la-sufragista-inglesa-emmeline.html
https://www.elmundo.es/la-aventura-de-la-historia/2015/12/18/5672b589ca474134438b4698.html
https://en.wikipedia.org/wiki/Women’s_Franchise_League
http://www.bbc.co.uk/history/historic_figures/pankhurst_emmeline.shtml